lunes, 31 de julio de 2017

Islam

Capítulo para estudiar el tema: Descargar

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martes, 13 de junio de 2017

Tengo un sueño

Tengo un sueño

Discurso (editado) de Martin Luther King Jr. en Washington DC frente a 200.000 personas, 28 de agosto de 1963.

Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.
Hace cien años, Abraham Lincoln, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. (...) Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad. (…)
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirán contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia. Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. (...) La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente". (...)
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño! (…).

domingo, 11 de junio de 2017

Trabajamos con "El muro de Berlín"

El muro de Berlín

Ese tipo que va al club de golf,
Si lo hubieras visto ayer,
Dando gritos de "yankie go home"
Coreando slogans de Fidel.
Hoy tiene un adoquín
En su despacho
Del muro de Berlín.

Ese mismo que tanto admiró
La moral estilo soviet,
Por un catorce por ciento cambió
La imaginacion al poder.

Desde que a Hollywood
Llega una linea
Del metro de Moscú.

Ha vuelto Rasputín,
Se acabó la guerra fría,
¡que viva la gastronomía!
Y uno no sabe si reir o si llorar
Viendo a Rambo en Bucarest fumar
La pipa de la paz.

Ese que "al capitán goma dos"
Con spray pintaba en la pared,
Sufre de exceso de colesterol
Si fluctuan los tipo de interés.

Y tiene un adoquín
En su despacho
Del muro de Berlín.

No habrá revolución,
Es el fin de la utopía,
¡que viva la bisutería!
Y uno no sabe si reir o si llorar
Viendo a Trotsky en Wall Street fumar
La pipa de la paz.

Hasta en Sebastopol
Los camaradas
Bailan el rock and roll.

Ha vuelto Rasputin,
Se acabó la guerra fría,
¡que viva la peluquería!
Y uno no sabe si reir o si llorar,
Por lo menos que le pongan hash
A la pipa de la paz.

Siempre que luchan la KGB contra la CIA
Gana al final la policía,
Sobre el rencor de clase
Floreció el amor,
Ayer Lenin y Zsa Zsa Gabor
Se casaban en New York.

No habrá revolución,
Se acabo la guerra fría,
Se suicidó la ideología,
Y uno no sabe si reir o si llorar
Viendo a Trotsky en Wall Street fumar
La pipa de la paz.


Letra: Joaquín Sabina

jueves, 1 de junio de 2017

Macarthismo

Volante para la campaña de elección de McCarthy al Senado

 “Joe McCarthy fue artillero de cola en la Segunda Guerra Mundial. Cuando comenzó la guerra Joe ocupaba un apacible puesto de juez por 8 mil dólares al año. Estaba exceptuado de los deberes militares. Renunció a su cargo para alistarse como soldado raso y en la infantería de marina. Peleó por tierra y aire a través de todo el Pacífico. Él y millones de otros tipos evitaron que Ud. hablara japonés. Hoy Joe McCarthy esta en la patria. Quiere servir a Norteamérica desde el Senado. Sí amigos: el Congreso necesita un artillero de cola. Ahora que reina la confusión en Winsconsin, Norteamérica necesita luchadores. Los hombres que pelearon en un suelo extraño para salvar a Norteamérica se ha ganado el derecho de servir a Norteamérica.”

Pedido de firmas

A comienzos de la década del ´50, un periodista del diario “Capital Times” de Winsconsin (Estado por el que era senador McCarthy) tuvo la idea de redactar, en forma de petitorio al gobierno, un documento que contenía un fragmento de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos , así como los seis primeros artículos de la Declaración de Derechos , ambos textos contemporáneos al nacimiento de la nación. Sumó a esto la XV enmienda a la Constitución, que garantizaba iguales derechos para todas las personas, sin distinción de raza, credo o nacionalidad. El 4 de julio, aniversario de la independencia de los EEUU, en la plaza principal de la capital, donde una multitud festejaba, comenzó a hacer circular el documento solicitando firmas de adhesión. El periodista, John Hunter, publicó al día siguiente el resultado del experimento. Hunter pidió la adhesión a 112 personas. Solo una se atrevió a firmarlo; 111 le contestaron que no por miedo a las consecuencias y 20 le preguntaron si era comunista. La primera persona encuestada le respondió: “No logrará que le firme esto, estoy tratando de obtener el certificado de lealtad para ingresar a una función en el Gobierno”. Otro le dijo: “No puedo firmar esto porque soy empleado público”. Un tercero simplemente le recomendó a Hunter: “¡Váyase al diablo con estas porquerías comunistas!”. Uno de los tantos le comentó: “Veo que usa una vieja táctica comunista; pone le nombre de Dios en un petitorio extremista”. Y un mujer, que no soportó leer por entero el documento, le dijo sumamente encolerizada: “¡Quizás sea esta la Declaración de Independencia Rusa, pero no me convencerá de que es la nuestra!”

Interrogatorios de McCarthy

Extracto del interrogatorio secreto de J. McCarthy al músico Aarón Copland:
McCARTHY: ¿Ha sido usted alguna vez comunista? COPLAND: Nunca he sido comunista en el pasado ni ahora. M: ¿Ha sido alguna vez simpatizante del comunismo? C: No estoy seguro de lo que entiende por simpatizante. Por mi idea de la expresión, nunca he pensado en mí como un simpatizante comunista. M: ¿Ha asistido alguna vez a una reunión comunista? C: Lo siento, pero no sé cuál es su definición de reunión comunista. M: Una reunión que, sabía entonces, o sabe ahora, organizaba o patrocinaba el Partido Comunista. C: No, que yo sepa. M: ¿Estuvo alguna vez en una reunión donde una parte importante de los invitados fueran comunistas? C: No que supiera. M: ¿Le pidieron alguna vez que se uniera al Partido Comunista? C: No. M: ¿Nadie le mencionó la posibilidad de que se uniera al Partido Comunista? C: No que recuerde. M: ¿Alguno de sus amigos es comunista? C: No que yo sepa. M: ¿Conoce a algún miembro del Partido Comunista? C: No conozco a ningún miembro del Partido Comunista.

Extracto del interrogatorio secreto de J. McCarthy al escritor Dashiell Hammett:
McCARTHY: ¿Ha escrito alguna vez una historia que no sea de detectives? HAMMETT: Sí, una serie de relatos. M: ¿Alguno de ellos trataba problemas sociales? H: Si, uno de ellos era sobre relaciones entre negros y blancos. M: ¿Era miembro del Partido Comunista cuando lo escribió? H: Me niego a declarar porque la respuesta podía incriminarme. M: ¿El relato reflejaba de alguna manera la línea del Partido Comunista? H: Es difícil decirlo. En cuanto a reflejar, diría que no. Era contra el racismo. M: ¿Reflejaba la línea comunista sobre los problemas raciales? H: (No contesta). M: Perfecto, no quiere contestar. Algo tendrá que esconder.

Denuncias contra comunistas

El 9 de febrero de 1950 el Senador McCarthy, en plena campaña de reelección, dijo en su discurso ante las mujeres republicanas de la ciudad de Wheeling que el tenía la lista con lo nombres de 205 comunistas que prestaban servicio en altos cargos del gobierno de los EEUU, y desde allí moldeaban toda la política exterior estadounidense. Al día siguiente, en otra ciudad, la lista de comunistas cambió: no eran 205, sino 81; al tercer día, en una nueva ciudad de su recorrido, se convirtieron en 57, pero” todos con carnet”. Ante la conmoción que causó su denuncia el Senado se reunió diez días después y, ante él, repite un de las cifras anteriores, 81, pero no aporta los nombres; menos de 24 horas después, el 21 de febrero, ante la Tlevisión, retorna a la cifra inicial, pero afirma que “lamentablemente no puedo conseguir los nombres de esas personas acusadas”. Extractado de SELSER, Gregorio, “McCarthy. La caza de brujas”.

McCarthy intenta demostrar frente al Senado sus denuncias

El 20 de febrero de 1950 McCarthy concurrió ante el Senado a explicar sus denuncias de Wheeling, este es el relato que realizó del hecho un periodista contemporáneo: A la hora señalada apareció McCarthy con un abultado portafolio, que se transformaría en su clásico acompañante. Anunció que había traspasado la “cortina de hierro de secretividad del presidente Truman” y que se proponía presentar a continuación 81 casos sin identificación. La cifra 81 era nueva ¿Qué relación guardaba – preguntó un senador – con los 205 y 57? “No creo haber mencionado la cifra 205 – contestó McCarthy – creo haber dicho más de 200”, pero los 81 que ahora entraban a discutir abarcaban los 57 e incluían 24 casos más. Casos, ¿exactamente de qué?, le preguntaron. “Solo estoy aportando al Senado – dijo – aquellos casos que claramente denotan la existencia de una terminante conexión comunista, personas que ocupan altos cargos de gobierno a las que considero son comunistas”. Pero inmediatamente resultó que no quería se pensara que los 81, en pleno, estaban en ese momento trabajando en el gobierno. “Puedo decir que sé que algunos de estos individuos cuyos casos aporto al Senado ya no trabajan para el gobierno de los EEUU”. Y el Senado se equivocaba si creía que todas las personas nombradas eran comunistas. Algunas, manifestó, no eran comunistas. Parecía chiste o tomadura de pelo. Denunciaba 81 personas que trabajaban en altos cargos de gobierno como comunistas, pero luego explicaba que ni todos trabajaban para el gobierno, ni todos eran comunistas. En verdad, algunos no eran nada. Los casos 15, 27, 37 y 59 sencillamente nunca fueron nombrados, los pasó enteramente por alto. Los casos 21 al 26 solo se identificaban por el hecho de trabajar para una radio liberal. Los casos 1 y 2, y varios otros, solamente trabajaban para las Naciones Unidas. El caso 3 era el mismo que el caso 4, el caso 9 igual al caso 77. El caso 14 reapareció en el caso 41, y se trataba en realidad de un anticomunista tan vigoroso que había sido despedido. Los casos 13 y 78 eran tan solo solicitantes de empleo en el gobierno, o lo habían sido en 1948. Nada se sabía del caso 52, salvo que era subordinado del titular del caso 16, “quien, según indican los ficheros gubernamentales, era uno de los espías comunistas más peligrosos (pero, si estaba en los ficheros indicado como espía comunista, ¿cómo seguía en servicio y no había sido despedido?). Sobre el caso 12, afirmaba que había trabajado en el Departamento de Comercio, pero McCarthy no tenía idea de “dónde está en el día de hoy. Francamente no lo sé” dijo. El caso 62 “no era importante en lo que se refiere a actividades comunistas” El caso 72, señaló McCarthy, era notable por cuanto “representa lo directamente opuesto a los casos que he estado leyendo. No confundan a este hombre con un comunista. Este hombre fue muy altamente recomendado por varios testigos que lo tienen por un alto tipo humano, un Norteamericano Democrático que se opuso al comunismo”. A medida que algún senador le pedían explicaciones, McCarthy se enredaba cada vez más en su confusa, contradictoria y lunática exposición; cada vez más ronco, enrojecido y menos coherente, hablaba acerca de sus estúpidos documentos, desordenadamente desparramados sobre dos escritorios, y tan incomprensibles para él como para los demás senadores. El senador Scott Lucas interrumpió setenta y una veces al orador para que pusiera en claro sus confusas cifras, y lo mismo hizo Brian McMahon en treinta y cuatro ocasiones sin resultado. El periodista finaliza afirmando que “A cuantos habían presenciado la noche del 20 de febrero les había parecido que la única cosa que debía tomarse seriamente respecto a McCarthy era su capacidad para aburrir y dejar exhaustos a sus críticos; se había mostrado no solo deshonesto, sino mentalmente insano. ¿Acaso otra cosa que una rematada insania podía llevar a un hombre en tren de denunciar a 81 comunistas, a decir que uno de esos comunistas representaba un ejemplo importante porque no era comunista?

1. ¿Por qué Mc Carthy sostenía, aunque fuera mentira,  que había comunistas infiltrados?
2. Describe como eran los interrogatorios y qué objetivos había para realizarlos.
3. ¿Se pudieron demostrar las denuncias de Mc Carthy? Justifica.

miércoles, 19 de abril de 2017

Trabajo 4to año

DOCUMENTO 1: Apreciación soviética de la Doctrina Truman y el Plan Marshall. Historia de la Política Exterior de la URSS. 1947

Sirvió de pretexto para intensificar la expansión del imperialismo norteamericano en Europa y proclamara abiertamente una política antisoviética la decisión del Gobierno inglés, tomada en febrero de 1947, de retirar sus tropas de Grecia y cesar el apoyo financiero a los círculos gobernantes reaccionarios de Turquía (...)
El 12 de marzo de 1947, Truman solicitó al Congreso norteamericano (...) prestar urgentemente "ayuda" a Grecia y Turquía (...) No trató siquiera de ocultar el carácter militar de la proyectada "ayuda" ni la aspiración de EE.UU. a instalarse en los países beneficiarios de la misma (...)
El mensaje del presidente norteamericano lleno de calumnias groseras contra los países socialistas, llamaba prácticamente a los EE.UU. a asumir el papel de gendarme mundial, o sea, a intervenir en los asuntos de todas las naciones al lado de la reacción y de la contrarrevolución, contribuyendo a la represión del movimiento liberador de todos los pueblos y oponiéndose abiertamente a la revolución y al desarrollo socialista de los Estados (...)
El carácter antisoviético y antisocialista de la política exterior formulada en la "Doctrina Truman" era evidente desde el principio (...) El Gobierno y la prensa soviética denunciaron enérgicamente la naturaleza imperialista de la "Doctrina Truman". El periódico Pravda señaló en aquellos días que esa "doctrina" significaba una nueva intervención en la vida de otros Estados y que las pretensiones de EE.UU. al papel dirigente de los asuntos internacionales aumentaban al tiempo que crecían las apetencias de los círculos norteamericanos interesados (...) El 5 de junio de 1947, el Secretario de Estado norteamericano George Marshall señaló, al hacer uso de la palabra en la Universidad de Harvard, que la economía de muchos países de Europa se encontraba en una situación penosa y que los EE.UU. deseaban ayudar a su restablecimiento (...) Aquel discurso no contenía datos concretos sobre las proporciones de la ayuda a los países europeos, ni sobre las condiciones en que se concedería. Dejaba oculta, claro está, la verdadera razón de ser del nuevo plan norteamericano (...) Una gran parte de la burguesía de los países europeos, asustada por el crecimiento de las fuerzas del socialismo y de la democracia, aplaudió el discurso. Análoga fue la reacción de los líderes socialistas de derecha (...), pero la Unión Soviética se daba perfectamente cuenta de lo que aquélla significaba en realidad, de cuánto valían las aseveraciones del Gobierno de los EE.UU. respecto a su deseo de ayudar al restablecimiento de los países perjudicados por la guerra. (...) El Gobierno de los EE.UU. se proponía utilizar sus recursos económicos en la posguerra con fines ajenos a una colaboración internacional equitativa (...)
En 1947, Washington (...) quiso asegurar, por medio de la ayuda prometida, la influencia económica, política y militar dominante de los EE.UU. en los países de Europa Occidental, arruinados por la guerra, detener, valiéndose de la intervención, el ascenso del movimiento revolucionario, que se observaba en muchos de esos países, así como aislar a la URSS y hacer retomar a los cauces del desarrollo capitalista a todos los Estados democrático-populares o, por lo menos, algunos de ellos (...)
Los autores del "Plan Marshall" le asignaban desde el primer momento un papel esencial en el restablecimiento del militarismo alemán, como importante elemento del bloque militar que se creaba, bajo la égida de los EE.UU. dirigido contra la URSS y otros países socialistas. (...) El Gobierno soviético hacía ver con insistencia que los objetivos del "Plan Marshall" estaban en pugna con la paz y la independencia de los pueblos (...) Los Gobiernos de los países de democracia popular condenaron a su vez los peligrosos objetivos del imperialismo norteamericano, encubiertos con la apariencia "filantrópica" del "Plan Marshall".

RESPONDE:
1- ¿De qué manera evalúa al Plan Marshall y la doctrina Truman el documento?
2- ¿Según el texto, cuáles son las intenciones norteamericanas de ambos programas?

DOCUMENTO 2: El Plan Marshall

La reconstrucción de Europa se presentaba problemática y las dificultades económicas no permitían la recuperación de un nivel de vida aceptable para la población: el retorno de la paz no significaba el final de las privaciones y de los sacrificios. En los países más trastocados, el trueque y el mercado negro continuaban en plena forma, mientras hacían estragos la sub-alimentación, la criminalidad, la prostitución y la delincuencia juvenil. La inflación y el paro venían a agravar la situación. El invierno de 1946 y 1947, particularmente rigurosos, acentuó la penuria de carbón y artículos alimenticios. Huelgas y manifestaciones se sucedieron en Francia y en Italia mientras que crisis sectoriales ponían en paro a los trabajadores ingleses en febrero de 1947. Solamente los Estados Unidos estaban en condiciones de proveer a Europa no solo de productos alimenticios y productos industriales que necesitaban, sino también la ayuda financiera indispensable para poder pagar estas compras y relanzar la economía
Esta situación de estancamiento económico y conflictividad social dio origen a un ambicioso programa de ayuda estadounidense, el European Recovery Program (ERP) conocido generalmente como Plan Marshall. Su principio inspirador era, pues, la reconstrucción del capitalismo europeo y la salvaguarda de sus sistemas políticos.
La concepción del Plan Marshall respondía a motivos políticos y económicos. Se trataba especialmente de lograr diferentes objetivos a la vez: impedir la amenaza de una recesión de la economía norteamericana, restablecer el circuito normal de intercambios exteriores, obligar a los europeos a armonizar sus esfuerzos por conseguir el restablecimiento de la economía y a unirse para crear un mercado amplio. Se trataba igualmente de oponerse al progreso del comunismo, el desarrollo del cual se creía que era fruto del descontento y de la miseria.

Los intereses altruistas y económicos en el Plan Marshall
El lanzamiento del Plan Marshall fue acompañado del lanzamiento de una campaña propagandística basada en el tema encomiable pero simplista, de la magnanimidad y generosidad de los Estados Unidos... pero detrás de la política de la administración Truman existía la presencia real y condicionante de los intereses del gran capital y de la gran industria. […]
Más allá de los aspectos económicos, el Plan Marshall tuvo importancia en el ámbito geopolítico ya que consolidó la división del continente en dos ámbitos de hegemonías, el uno occidental bajo la tutela de los Estados Unidos y el otro oriental sometida a la influencia de la Unión Soviética. De esta forma contribuiría a la formación de los bloques.

Fuente: Rafael Aracil, El Mundo Actual de la Segunda Guerra Mundial a nuestros días, Publicaciones de la Universitat de Barcelona, Barcelona, 1998. P 63-75

RESPONDE:

3- Extraiga las consecuencias económicas y sociales generadas por el fin de la guerra.
4- Según el autor ¿cuáles eran los objetivos del Plan Marshall?
5- ¿Qué consecuencia política generaron ambos programas norteamericanos para la Guerra Fría?
6- Compare con el documento anterior, ¿coinciden ambos documentos en los objetivos del Plan Marshall? Justifique su respuesta.

lunes, 17 de abril de 2017

Ficha para 4to año

La Doctrina Truman (1947)

Uno de los objetivos fundamentales de la política exterior de Estados Unidos es la creación de condiciones en las cuales nosotros y otras naciones podamos forjar una manera de vivir libre de coacción. Esta fue una de las causas fundamentales de la guerra con Alemania y el Japón. Nuestra victoria se logró sobre países que pretendían imponer su voluntad y su modo de vivir a otras naciones. Para asegurar el desenvolvimiento pacífico de las naciones libres de toda coacción, Estados Unidos ha tomado parte preponderante en las Naciones Unidas. Estas están destinadas a posibilitar el mantenimiento de la libertad y la soberanía de todos sus miembros. Sin embargo, no alcanzaremos nuestros objetivos a menos que estemos dispuestos a ayudar a los pueblos libres a preservar sus instituciones libres y su integridad nacional frente a los movimientos agresivos que tratan de imponerles regímenes totalitarios. Esto es simplemente reconocer con franqueza que los regímenes totalitarios impuestos a los pueblos libres, por agresiones directas o indirectas, socavan los fundamentos de la paz internacional y, por tanto, la seguridad de los Estados Unidos. En la presente etapa de la historia mundial casi todas las naciones deben elegir entre modos alternativos de vida. Con mucha frecuencia, la decisión no suele ser libre. En varios países del mundo, recientemente, se han implantado por la fuerza regímenes totalitarios, contra la voluntad popular. El gobierno de los Estados Unidos ha levantado frecuentes protestas contra las coacciones y las intimidaciones realizadas en Polonia, Rumania y Bulgaria. Debo afirmar también que en otros países han ocurrido hechos semejantes.
Uno de dichos modos de vida se basa en la voluntad de la mayoría y se distingue por la existencia de instituciones libres, un gobierno representativo, elecciones limpias, garantías a la libertad individual, libertad de palabra y religión y el derecho a vivir sin opresión política.
El otro se basa en la voluntad de una minoría impuesta mediante la fuerza a la mayoría. Descansa en el terror y la opresión, en una prensa y radio controladas, en elecciones fraudulentas y en la supresión de las libertades individuales. Creo que la política de los Estados Unidos debe ayudar a los pueblos que luchan contra las minorías armadas o contra las presiones exteriores que intentan sojuzgarlos. Creo que debemos ayudar a los pueblos libres a cumplir sus propios destinos de la forma que ellos mismos decidan. Creo que nuestra ayuda debe ser principalmente económica y financiera, que es esencial para la estabilidad económica y política. El mundo no es estático y el statu quo no es sagrado. Pero no podemos permitir cambios en el statu quo que violen la Carta de las Naciones Unidas por métodos como la coacción o subterfugios como la infiltración política. Ayudando a las naciones libres e independientes a conservar su independencia, Estados Unidos habrá de poner en práctica los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Basta mirar un mapa para comprender que la supervivencia e integridad de la nación griega tiene gran importancia dentro del marco más amplio de la política mundial. Si Grecia fuera a caer bajo el poder de una minoría armada, el efecto sobre su vecino Turquía, sería inmediato y grave. La confusión y el desorden podrían fácil mente extenderse por todo el Medio Oriente (…).
Si dejáramos de ayudar a Grecia y Turquía en esta hora decisiva, las consecuencias, tanto para Occidente como Oriente, serían de profundo alcance. Debemos proceder resuelta e inmediatamente (…). Por lo tanto, pido al Congreso autorización para ayudar a estos dos países con la cantidad de cuatrocientos millones de dólares durante el período que termina el 30 de junio de 1948. Además de dichos fondos, pido al Congreso que apruebe el envío de personal norteamericano civil y militar, a Grecia y Turquía, a petición de aquellos países, para cooperar en la tarea de la reconstrucción y con el fin de que supervise la utilización de la ayuda financiera y material que lleguen a ser otorgadas (…).
Si vacilamos en nuestra misión de conducción podemos hacer peligrar la paz del mundo y, sin lugar a dudas arriesgaremos el bienestar de nuestra propia nación.

Fuente: Discurso del presidente Truman ante el Congreso de EE.UU., Washington, 12 de marzo de 1947

El Plan Marshall (6 de junio de 1947)

No necesito decirles, señores, que la situación mundial es muy seria (…). Al considerar lo que se precisa para la rehabilitación de Europa, la pérdida física de vida, la destrucción visible de ciudades, factorías, minas y ferrocarriles, fueron correctamente estimadas, pero se ha hecho obvio en los últimos meses que esta destrucción visible era probablemente menos seria que la dislocación de toda la fábrica de la economía europea (…).
La verdad de la cuestión es que las necesidades de Europa para los próximos tres o cuatro años en alimentos y otros productos esenciales procedentes del exterior, principalmente de América, son tan superiores a su presente capacidad de pago, que tienen que recibir una ayuda adicional sustancial o enfrentarse con un deterioro económico, social y político de un carácter muy grave.
El remedio consiste en romper el círculo vicioso y restaurar la confianza de la gente europea en el futuro económico de sus propios países y de Europa como un todo. El fabricante y el granjero a lo largo y ancho de amplias áreas tienen que tener capacidad y voluntad de cambiar sus productos por monedas cuyo valor continuo no esté constantemente en cuestión.
Dejando a un lado el efecto desmoralizador sobre el ancho mundo y las posibilidades de desórdenes resultantes de la desesperación de la gente afectada, las consecuencias para la economía de los Estados Unidos parecen evidentes a todos. Es lógico que los Estados Unidos hagan cuanto esté en su poder para ayudar a volver a una salud económica normal en el mundo, sin la cual no cabe estabilidad política ni paz segura. Nuestra política no va dirigida contra ningún país, ni ninguna doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperación y el caos. Su objetivo debe ser la vuelta a la vida de una economía operante en el mundo, de forma que permita la aparición de condiciones políticas y sociales en las que puedan existir instituciones libres. Tal ayuda, a mi modo de ver, no debe llevarse a cabo en pedazos a medida que se desarrollen las crisis. Cualquier ayuda que este Gobierno pueda prestar en el futuro debe procurar una cura antes que un simple paliativo.
Cualquier gobierno que esté dispuesto a ayudar en la tarea de la recuperación, encontrará, estoy seguro de ello, plena cooperación por parte del Gobierno de los Estados Unidos. Cualquier gobierno que maniobre para bloquear la recuperación de otros países no puede esperar apoyo de nosotros. Más aún, los gobiernos, partidos políticos o grupos que traten de perpetuar la miseria humana al objeto de aprovecharse de ella políticamente o de otra manera, encontrarán la oposición de los Estados Unidos.
Es ya evidente que, antes de que el Gobierno de los Estados Unidos pueda ir mucho más lejos en sus esfuerzos para aliviar la situación y ayudar a situar al mundo entero en su camino hacia la reconstrucción, tiene que haber algún acuerdo entre los países de Europa en cuanto a lo que requiere la situación y a la parte que estos países mismos tomarán en orden a dar el adecuado efecto a cualquier acción que pueda ser emprendida por este Gobierno. No resultaría ni conveniente ni eficaz para este Gobierno intentar montar unilateralmente un programa encaminado a poner a Europa de pie económicamente. Este es el asunto de los europeos. La iniciativa, pienso yo, tiene que venir de Europa. El papel de este país debe consistir en una ayuda amistosa en la elaboración de un programa europeo y un ulterior apoyo a dicho programa en la medida en que pueda ser práctico para nosotros hacerlo. El programa debería ser un programa combinado, aceptado por un buen número de naciones europeas, si no por todas.
Parte esencial de cualquier acción afortunada por parte de los Estados Unidos es que el pueblo de América comprenda, por su parte. el carácter del problema y los re medios a aplicar. La pasión política y los prejuicios no deben intervenir. Con previsión, y con la voluntad de nuestro pueblo de enfrentarse con la ingente responsabilidad que la historia ha puesto claramente sobre nuestro país, las dificultades que he subrayado pueden ser superadas, y lo serán.

Fuente: Discurso de George Marshall, Universidad de Harvard, 6 de Junio de 1947.



DISTRIBUCIÓN DEL PLAN MARSHALL



1.


Reino Unido


2.826
2.
Francia
2.444,8
3.
Italia
1.315,7
4.
Alemania Occ.
1.297,3
5.
Países Bajos
877,2
6.
Austria
560,8
7.
Belg. Lux.
546,6
8.
Grecia
515,1
9.
Dinamarca
257,4
10.
Noruega
236,7
11.
Turquía
152,5
12.
Irlanda
146,2
13.
Suecia
118,5
14.
Portugal
l60,5
15.
Yugoslavia *
29,0
16.              Islandia                      23,7


Total: 11.398 Millones de dólares



**Yugoslavia no formaba parte del plan Marshall, pero en 1950 la ayuda económica norteamericana se transfirió a través del ECA (Administración De Cooperación Ecomica)
Fuente de los datos de distribución: BOOSSUAT, G.: Plan Marshall”, en AZEMA, J.O.: BESARIDA, F.: 1938-1948 Les annees de tourmente, de Munich a Prague. Dictionarie critique. París, Flamariosn, 1995, p. 229. EN: Aracil, Rafael, Ob. Cit., Página 67.