Unidad I
El mundo de postguerra
Este blog tiene como cometido acompañar a los estudiantes en su acercamiento a la Historia y facilitar su estudio gracias a los instrumentos informáticos. Instagram: @historiauruguay
Unidad I
El mundo de postguerra
Selección
de Documentos
A
“La
Guerra Fría es la forma procedente del agresivo comunismo mundial, de la
confrontación políticoespiritual y psicológico-propagandística con el mundo
no-comunista. En la Guerra Fría, el comunismo mundial quiere, en primer lugar,
dominar la conciencia de las masas. Por tanto, el mismo trata de que su
influencia penetre en todos los ámbitos vitales de la sociedad en los Estados
no-comunistas. La meta suprema de la guerra fría radica en el completo dominio,
descubierto u oculto, del mundo no comunista. A tal efecto se utilizan
preferentemente medios no-militares. No obstante, de vez en cuando también
puede recurrirse a medios militares. Los éxitos comunistas en la Guerra Fría
pueden conducir a situaciones revolucionarias”.
Fuente: Manual de Temas Militares de la República Federal
Alemana, Alemania Federal, 1963. (En: Pereira Castañeda, Juan, Ob. Cit.,
Página 13).
B
“La
Guerra Fría constituye un rumbo político agresivo que tomaron los círculos
reaccionarios de las potencias imperialistas, bajo la dirección de Estados
Unidos e Inglaterra, a raíz de la Segunda Guerra Mundial 1939- 1945 (...)
La Guerra Fría esta orientada a no permitir la coexistencia pacífica entre
Estados de diferentes sistemas sociales, a agudizar la tensión internacional y
a crear las condiciones para el desencadenamiento de una nueva guerra mundial
(...) En la práctica la política de Guerra Fría se ha hecho patente en la
creación de bloques político-militares agresivos, en la carrera de armamentos,
en el establecimiento de bases militares en el territorio de otros Estados, en
la histeria de la guerra, en la intimidación de los pueblos amantes de la paz
(...), en la desorganización de las relaciones económicas pacíficas, en los
intentos de sustituir por la violencia y la dictadura las normas generalmente
reconocidas de las relaciones diplomáticas entre los Estados”.
Fuente: Gran Enciclopedia Soviética, Moscú 1970. (En:
Pereira Castañeda, Juan, Ob. Cit., Página 16).
C
“La
Guerra Fría es el enfrentamiento entre soviéticos y norteamericanos, motivado
por sus ambiciones e intereses contrapuestos, por el choque entre dos
ideologías de pretensión universal, encarnadas cada una de ellas en un estado
con poder suficiente para hacer de él un candidato a la hegemonía.
La
Guerra Fría es la mayor guerra de todos los tiempos. No ciertamente la que ha
costado más vidas, Gracias a Dios, aunque su pretendida frialdad no debe
deslumbrarnos, es la primera en la que se ha puesto en juego el dominio del
mundo entero e incluso del espacio circundante, la primera que ha enfrentado,
por encima de intereses y pasiones a dos recetas de una bondad automática y
universal.
Sería
ridículo plantearla como una lucha entre el bien y el mal (...). Cada uno se ha
ido acostumbrando a ver en el adversario un fuera de la ley contra quien todos
los golpes estaban permitidos. El milagro es que haya podido establecerse entre
estos dos mundos así enfrentados, una
especie
de coexistencia y que paulatinamente el diálogo y el esfuerzo de comprensión,
hayan ido suplantando al ataque. Hay que reconocer que el mérito corresponde
especialmente a los armamentos nucleares.
La
guerra fría ha cortado en dos pedazos ciudades y países, ha creado y destruido
naciones, ha puesto las armas en manos de decenas de millones de hombres, ha
acabado con centenares de miles de ellos, ha suscitado entusiasmo, sufrimientos
y miedos... sin duda no podría haber sido evitada”.
Fuente: Andre Fontaine, Historia de la Guerra Fría,
Editorial Luis Caralt, Barcelona 1970. Página 8. (El autor de la obra es
francés y la primera publicación de esta obra se realizó en Francia el año
1970).
D
“El
concepto Guerra Fría es de origen norteamericano. Lo inventó en 1947 el
periodista Herbert B. Swope para su uso en un discurso del senador Barnard Baruch.
Lo recogió otro periodista Walter Lipman que lo popularizó en una recopilación
de sus artículos titulada La Guerra Fría. Estudio de la política exterior de
los Estados Unidos. A finales de los años cuarenta la expresión había ganado
carta de naturaleza y se utilizaba para designar al complejo sistema de
relaciones internacionales de la posguerra, la pugna entre las dos
superpotencias por la hegemonía mundial y la aparición de un abismo de
hostilidad y temor entre los dos grandes bloques geopolíticos”.
Fuente: Gil, Julio, La Guerra Fría: La OTAN frente al Pacto
de Varsovia, Editorial Siglo XXI Madrid 1998. Página 7
E
“Los
cuarenta y cinco años transcurridos entre la explosión de las bombas atómicas
(1945) y el fin de la Unión Soviética (1991) no constituye un período de la
historia homogéneo y único (...). Sin embargo, la historia de este período en
su conjunto siguió un patrón único marcado por la peculiar situación
internacional que lo dominó hasta la caída de la URSS: El enfrentamiento
constante de las dos superpotencias surgidas de la segunda guerra mundial, la
denominada Guerra Fría.
“La
guerra no consiste sólo en batallas, o en la acción de luchar sino que es un
lapso de tiempo durante el cual la voluntad de entrar en combate es
suficientemente conocida” (Hobbes, capítulo 13)
La
guerra fría entre Estados Unidos y la URSS fue un período de tiempo con esas
características.
Generaciones
enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global que, tal como
creían muchos, podía estallar en cualquier momento y arrasar a la humanidad.
La
singularidad de la guerra fría estribaba en que, objetivamente hablando, no
había ningún peligro inminente de guerra mundial. Más aun: pese a la retórica
apocalíptica de ambos bandos, sobre todo del lado norteamericano, los gobiernos
de ambas superpotencias aceptaron el reparto global de fuerzas establecido al
final de la segunda guerra mundial. La URSS dominaba o ejercía una influencia
preponderante en una parte del globo: la zona ocupada por el ejército rojo y otras
fuerzas armadas comunistas al final de la guerra, sin intentar extender más
allá su esfera de influencia por la fuerza de las armas. Los Estados Unidos
controlaban y dominaban el resto del mundo capitalista, además del hemisferio
occidental y los océanos, asumiendo los restos de la vieja hegemonía imperial
de las antiguas potencias coloniales. En contrapartida, no intervenían en la
zona aceptada como hegemonía soviética. La delimitación de influencias estaba
clara en Europa y en Japón (...).
La
disputa por la influencia se manifestaría en los antiguos imperios coloniales,
que para 1945, en el caso de Asia ya se avizoraban síntomas de desintegración.
Como la orientación futura de los nuevos estados poscoloniales no estaba clara,
fue en esta zona donde las dos superpotencias siguieron compitiendo en busca de
apoyo e influencia durante toda la guerra fría, allí era donde resultaban más
probables los conflictos armados que acabaron por estallar (Corea y Vietnam son
los más característicos) (...). La paz se mantuvo durante la guerra fría porque
a pesar de la retórica utilizada por ambas parte, ninguna de ellas estaba
dispuesta a llegar al enfrentamiento directo, por tanto, una de las premisas
durante este período era que la coexistencia pacífica entre ambas potencias era
posible (...). Como ejemplos claros de esta situación tenemos la Guerra de
Corea en 1950-53 y la crisis de los misiles en Cuba en 1962. En ambos casos las
partes no se arriesgaron a comenzar el enfrentamiento directo porque conocían
los riesgos que ello significaba. En el caso de Corea, Estados Unidos participó
directamente, mientras que la URSS lo hizo de manera encubierta a través de los
Chinos. Esa situación la sabían los norteamericanos, pero se mantuvo en secreto
porque se dedujo que lo último que quería Moscú era un enfrentamiento abierto.
En la crisis de los misiles en 1962 ambas partes retrocedieron y lograron salir
del problema sin verse involucrados en la guerra directa (...). La URSS
aprendió durante la guerra fría que los llamamientos de Estados Unidos a “hacer
retroceder al comunismo” no eran más que propaganda, ya que lo que primaba
realmente era el respeto a la esfera de influencia soviética.
Una
vez que la URSS se hizo con armas nucleares, atómica 1949, hidrógeno 1953,
ambas superpotencias dejaron de utilizar la guerra como arma política en sus
relaciones mutuas, pues era el equivalente a un pacto suicida. Sin embargo,
ambas superpotencias se sirvieron de la amenaza nuclear (...) la confianza de
que no se utilizarían parecía estar justificada, pero al precio de desquiciar
los nervios de varias generaciones. El ejemplo más significativo es la crisis
de los misiles cubanos.
Libro: Hobsbawn, Eric, Historia del Siglo XX, Editorial
Crítica, Buenos Aires, 1998. Página 229-233
F
“La
Guerra fría fue una pugna por la influencia mundial entre Estados Unidos y la
Unión Soviética. Los dos países emplearon diversos métodos, aunque nunca
llegaron a lanzar un ataque directo y total contra sus respectivos territorios.
La creación de alianzas rivales, la presentación de ayuda militar y económica a
los estados que eran clientes suyos y a los que aspiraban a serlo, una masiva y
costosa carrera armamentista, las campañas de propaganda, el espionaje, la
guerra de guerrillas, la lucha contra la subversión y los asesinatos políticos
fueron los métodos que usaron.
La
Guerra Fría fue uno de los conflictos más largos de la historia de la
humanidad, ya que duró más de setenta años (1917-1991), con algunos
períodos en los que disminuyó la hostilidad. Fue también la guerra con mayor
alcance de las que ha habido en el mundo: se hizo en todos los continentes del
globo, y teniendo en cuenta la carrera del espacio, también se hizo por encima
de ellos. Asimismo, fue uno de los conflictos más costosos, no sólo por el número
de vidas que se perdieron, sino también por los recursos que se consumió. Al
final, la Unión Soviética se derrumbó, y el comunismo expiró, al menos la forma
de comunismo que existía en dicho país. Pero, como señala Mijaíl Gorbachov,
ambos bandos sufrieron numerosas pérdidas. Estados Unidos perdió muchas vidas
y, además, consumió enormes recursos económicos, y los principios democráticos
en los que se fundamentaba la nación norteamericana corrieron peligro”.
Fuente: Ronald Powaski, La Guerra Fría, Estados Unidos y la
Unión Soviética, 1917-1991, Editorial Crítica, Barcelona 2000. Página 9. (El
autor de la obra es inglés).
G
“La
Guerra Fría presenta tres rasgos principales: una incompatibilidad total entre
dos sistemas agrupados alrededor de dos ciudadelas, Estados Unidos, escudo del
mundo occidental, y la URSS, defensora de las comunidades socialistas; una
imposibilidad de desarrollar hasta el fin la lógica del conflicto, a partir del
momento en que los dos sistemas centrales están equipados con armas nucleares;
una propensión a utilizar estrategias indirectas para desestabilizar al otro.
La Guerra Fría no desemboca, como los conflictos anteriores, en la eliminación
del adversario”.
Fuente: J. Gonzáles, Historia del mundo contemporáneo,
Editorial Edebe, Barcelona 2001, página 235. (El autor es español).
H
“La
Guerra Fría fue un largo y complejo período, entre 1947 y 1991, que
cambió la fisonomía de buena parte del planeta. Se trata de un conflicto global
de carácter económico, político, ideológico y cultural entre dos bloques
antagónicos, liderados respectivamente, por Estados Unidos y por la URSS. La
Guerra Fría mantuvo un estado permanente de tensión internacional; la
confrontación este-oeste no fue directa, sino que se hizo a través de terceros
países en zonas próximas a los límites de ambos bloques”.
Fuente: Joaquín Prats, Historia del Mundo Contemporáneo,
Editorial Anaya, Barcelona 2002. Página 303. (El autor es español).
1- ¿Cuáles fueron las consecuencias de la segunda guerra mundial en Estados Unidos?
2- ¿Qué fue el macartismo y cómo se desarrolló?
3- ¿Qué fue el comité de actividades antinorteamericanas y de qué manera sesionaba?
4- ¿Cómo se dio el final del macartismo?
5- ¿Cómo era la forma de vida de los afroamericanos durante el siglo XIX?
6- ¿Cómo vivían los afroamericanos durante el siglo XX?
7- ¿Quiénes fueron Martin Luther King y Malcolm X?
8- ¿Cómo se desarrolló la lucha de las comunidades afroamericanas durante la segunda mitad del siglo XX?
9- ¿Cómo es la situación actual de los afroamericanos?
10- ¿Quién fue Mahoma y qué importancia tuvo para el Islam?
11- ¿Qué es el Corán y qué características tiene?
12- ¿Cuáles son los 5 pilares del Islam y en qué consisten cada uno de ellos?
13- ¿Cómo fue el proceso de creación del Estado de Israel?
14- ¿Cómo era la forma de vida en Cuba antes de la Revolución?
15- ¿Cuáles fueron las causas de la Revolución cubana?
16- Explique las distintas resoluciones de los primeros años del gobierno revolucionario cubano.
17- Desarrolle las causas del Golpe de Estado en Uruguay.
18- Mencione y explique las 3 etapas de la Dictadura en Uruguay.
Al entrar a cualquiera de las aulas del terciario en el que daba clases, resulta evidente que se trata de un contexto posdisciplinario. En nuestro terciario podrías encontrarte con que los alumnos se duermen sobre el escritorio, hablan casi sin parar, comen incesantemente snacks o, a veces, incluso comidas enteras. La vieja segmentación disciplinaria del tiempo se está rompiendo. El régimen semicarcelario de la disciplina se erosiona gracias a las tecnologías del control, con sus sistemas de consumo perpetuo y despliegue continuo.
El sistema de financiamiento del instituto hace imposible rechazar alumnos o expulsarlos, inclusive si la dirección lo deseara. Los recursos llegan o no llegan de acuerdo con factores como el éxito en alcanzar los objetivos de desempeño (es decir, los resultados en los exámenes), la asistencia y la retención de los estudiantes. Esta combinación de imperativos de mercado y «objetivos» definidos en términos muy burocráticos es una típica iniciativa del estalinismo de mercado que hoy regula nuestros servicios públicos. Pero la falta de un sistema disciplinario no se compensa, para decirlo suavemente, con un aumento en la automotivación de los estudiantes.
Los chicos son conscientes de que si dejan de ir a la escuela, o si no presentan ningún trabajo, no recibirán ninguna sanción seria. Y no reaccionan a esta libertad comprometiéndose con un proyecto propio, sino recayendo en la lasitud hedónica, la narcosis suave, la dieta probada del olvido: Playstation, TV y marihuana.
Si uno les pide que lean más de un par de oraciones, muchos (aunque se trata de estudiantes con buenas notas) protestarán alegando que no pueden hacerlo. La queja más frecuente es que es aburrido. Pero el juicio no atañe al contenido del material escrito: es el acto de leer en sí mismo lo que resulta «aburrido». No se trata ya del torpor juvenil de siempre, sino de la falta de complementariedad entre una «Nueva Carne» posliteraria «demasiado conectada para concentrarse» y la antigua lógica confinatoria y concentracionaria de los sistemas disciplinarios en decadencia. Estar aburrido significa simplemente quedar privado por un rato de la matrix comunicacional de sensaciones y estímulos que forman los mensajes instantáneos, YouTube y la comida rápida. Aburrirse es carecer, por un momento, de la gratificación azucarada a pedido. A algunos alumnos les gustaría que Nietzsche fuera como una hamburguesa; no logran darse cuenta (y el sistema de consumo en la actualidad alienta este malentendido) de que la indigestibilidad, la dificultad, eso es precisamente Nietzsche.
Un ejemplo: un día tuve que retar a un alumno porque siempre llevaba los auriculares puestos durante la clase. Me respondió que no había problema porque no estaba escuchando nada. En otra clase apareció otra vez con los auriculares, esta vez sin ponérselos y con la música a un volumen muy bajo. Cuando le pedí que la apagara me respondió que ni él podía escucharla. ¿Por qué alguien desearía llevar los auriculares puestos sin escuchar música o escuchar música sin ponerse los auriculares? Porque la presencia de los auriculares en los oídos o la certidumbre de que la música sonaba incluso si no podía escucharla resultan una ratificación de que la matrix está ahí todavía, al alcance. Por otro lado, la anécdota parece un ejercicio clásico de interpasividad: si la música estaba sonando, aunque el estudiante no la estuviera escuchando, el reproductor mismo podía disfrutarla por él. El uso de auriculares es significativo: una experiencia del pop no como algo que tendrá efectos sobre el espacio público, sino como una retracción al «Edipod» privado; un consumo narcótico que pone un muro entre el sujeto y la esfera social.
La consecuencia de esta adicción a la matrix del entretenimiento es una interpasividad agitada y espasmódica, acompañada de una incapacidad general para concentrarse o hacer foco. Los estudiantes no pueden conectar su falta de foco en el presente con su fracaso en el futuro; no pueden sintetizar el tiempo en alguna especie de narrativa coherente. Estos son síntomas de algo más que desmotivación.
Nos enfrentamos, en las aulas, con una generación que se acunó en esa cultura rápida, ahistórica y antimnemónica, una generación para la cual el tiempo siempre vino cortado en microrrodajas digitales predigeridas.
Si el trabajador-preso es el protagonista de la disciplina, el deudor-adicto es el personaje del control. El capital ciberespacial funciona en el momento en que sus usuarios se vuelven adictos.
Si algo como el desorden de déficit de atención e hiperactividad es una patología, entonces es una patología del capitalismo tardío: una consecuencia de estar conectado a circuitos de entretenimiento y control hipermediados por la cultura de consumo. Del mismo modo, lo que se conoce como dislexia puede no ser otra cosa que una suerte de poslexia. Los adolescentes tienen la capacidad de procesar los datos cargados de imágenes del capital sin ninguna necesidad de leer: el simple reconocimiento de eslóganes es suficiente para navegar el plano informativo de la red, el celular y la TV.
Hoy en día los profesores soportan una presión intolerable: la de mediar entre la subjetividad posliteraria del capitalismo tardío y las demandas propias del régimen disciplinario (como los exámenes). En este sentido, y lejos de ser una torre de marfil que se mantiene a salvo del mundo real, la educación es más bien el motor de la reproducción de la realidad social, el espacio donde las incoherencias del campo social capitalista se confrontan en directo. Los profesores debemos ser facilitadores del entretenimiento y, al mismo tiempo, disciplinadores autoritarios. Deseamos ayudar a los alumnos a pasar los exámenes, y ellos desean tenernos como figuras de autoridad, capaces de decirles qué hacer. Pero esta interpelación del profesor como figura de autoridad es justamente lo que exacerba el problema del «aburrimiento»: ¿o existe algo cuya raíz esté en la autoridad que no sea, de entrada, aburrido?
Irónicamente, a los educadores se les exige el rol del disciplinador justo cuando las estructuras disciplinarias colapsan. Con las familias agotadas por la presión del capitalismo que les exige a ambos padres trabajar todo lo que puedan, los profesores debemos actuar ahora como padres sustitutos capaces de instalar los protocolos de conducta más básicos, y proveer apoyo pastoral y emocional a los adolescentes que, en algunos casos, están mínimamente socializados.
Insisto en el hecho de que ninguno de mis estudiantes tenía la menor obligación de presentarse a clase. De hecho, disponían de toda la libertad de irse si lo deseaban.
Pero la falta de oportunidades de empleo junto con el incentivo cínico procedente del gobierno hace que seguir en la escuela parezca la opción más segura, y también la más fácil.
El sistema educativo de la actualidad hace que el estudiante se endeude y, en simultáneo, lo encierra. Según esta melodía, uno debe pagar por su propia explotación, endeudarse y estudiar para poder conseguir el mismo «McEmpleo» que habría conseguido si hubiera dejado la escuela a los dieciséis.